La empresa Tensum Ibérica, especializada en la elaboración y comercialización de aditivos y coadyuvantes en el ámbito de la enología, cuenta desde hace unos meses con una delegación en el Parc Científic Barcelona, donde se ha instalado con motivo de la colaboración que actualmente mantiene con el departamento de Química Analítica de la Universitat de Barcelona, con quién impulsó, conjuntamente con otros inversores, la creación del spin off Unidad Biotecnológica Analítica (UBAN), especializada en la prestación de servicios de química analítica y control de cualidad, que tiene su sede en el Parc Científic Barcelona.

La empresa UBAN Research se fundó en el año 2005 por iniciativa de personal docente e investigador de la Universitat de Barcelona con el objetivo de promover la creación de una patente de base tecnológica a partir del desarrollo de una nueva metodología analítica de aplicación innovadora en el ámbito de la biotecnología y el sector agroalimentario. La metodología desarrollada por UBAN se basa en la técnica FFF (Field Flow Fractionation), y concretamente es un instrumento que permite la caracterización de muestras celulares para el control de material biológico, como son las levaduras. Desde su creación, esta metodología se ha aplicado a la caracterización de cepas de levadura comercial de aplicación enológica, pero puede aplicarse en otros ámbitos.

Además de prestar sus servicios en el ámbito de la biología y la química farmacéutica y medioambiental en su especialidad analítica, Tensum también se dedica al diseño, producción y la comercialización de instrumentación, y en los últimos años ha desarrollado dos dispositivos innovadores: un medidor de color que permite mejorar los controles de cualidad que se siguen durante el proceso de elaboración del vino, así como de otros productos destinados a la alimentación (cerveza, aceite…), y una micro cámara de bajo coste y fácil utilización, que permite visualizar en el interior de dispositivos en los cuales es difícil acceder , como los barriles donde se fermenta el vino, que acostumbran a acumular cristales de tartrato potásico –un componente natural del mosto– el que puede alterar la calidad final de este producto si no se mantienen en buen estado.