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De izquierda a derecha: los investigadores del IRB Valentina Maria Zinna, Salvador Aznar Benitah, Patrick Welz e Inés Marín Guillén (Foto: IRB Barcelona).
 03.06.2019

El cuerpo puede responder a los cambios entre el día y la noche de forma independiente del cerebro

Científicos del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) en el Parc Científic de Barcelona revelan que, si bien cada tejido recibe información desde el reloj central para coordinar sus funciones, cada uno de ellos tiene también la capacidad de responder a la luz de forma autónoma y detectar los cambios entre el día y la noche. Los resultados de la investigación, publicados en dos estudios en la revista Cell, confirman que esta autonomía permite a los tejidos mantener un mínimo de funcionalidad aunque otro tejido de nuestro cuerpo esté fallando.

 

A lo largo del día, experimentamos una serie de cambios físicos, mentales y conductuales conocidos como ritmos circadianos. Estos cambios son regulados por un reloj central, ubicado en el hipotálamo, en la parte interna del cerebro, que se encarga de sincronizar todos nuestros tejidos para que puedan coordinar sus funciones y estén a la misma hora.

Sin embargo, la comunidad científica no disponía de un modelo experimental adecuado para comprobar si realmente el reloj de todos nuestros órganos y tejidos está coordinado por el cerebro o, como se ha visto, son capaces de responder directamente a los cambios ambientales cíclicos de cada día.

Ahora, dos estudios publicados en la revista Cell (DOI: 10.1016/j.cell.2019.05.009) (DOI: 10.1016/j.cell.2019.04.025) –realizados por científicos del Laboratori de Cèl·lules Mare i Càncer, liderado por el investigador ICREA Salvador Aznar Benitah a l’IRB Barcelona, en colaboración con el equipo de Paolo Sassone-Corsi de la Universidad de California Irvine (EUA), confirman que esta autonomía permite a los tejidos mantener un mínimo de funcionalidad aunque otro tejido de nuestro cuerpo esté fallando. 

Sin embargo, aunque cada tejido tenga autonomía, no quiere decir que no exista comunicación con el resto del cuerpo. «El reloj central se comunica desde el cerebro con el resto del cuerpo, proporcionando información útil para su correcto funcionamiento, permitiendo, por ejemplo, que el trato gastrointestinal, el hígado y el páncreas sepan cuando es la hora de comida y se preparen a la vegada para la digestión. Pero cuando esta comunicación falla, cada órgano es capaz de saber qué hora es para llevar a cabo las funciones adecuadas”, señala Aznar Benitah.

Estos estudios tienen especial relevancia durante el envejecimiento ante una patología en la cual una interdependencia muy alta de los tejidos comportaría un declive generalizado del organismo», revela el investigador. Además, añade: «Sus resultados tienen importantes implicaciones en la salud». El estilo de vida actual nos expone a luz en momentos en que tendríamos que estar a oscuras. Dado que cada órgano es capaz de responder de forma autónoma a la presencia de luz, esto llevaría a la realización de funciones propias del día durante la noche. Este pequeño desfase diario o jet-lag social puede ser responsable de un envejecimiento prematuro.

► Más información: Web del IRB Barcelona [+]