En pocos días Barcelona abre sus puertas en el Mobile World Congress (MWC) 2024 donde se espera que más de 95.000 personas se encuentren para compartir novedades y tendencias de la industria de las telecomunicaciones y la conectividad.

Sin duda, este congreso genera un elevado impacto económico positivo por la ciudad (en 2023 se calculó en 461 millones de euros) pero, como todos los eventos de masas, también genera un fuerte impacto ambiental por la elevada cantidad de desplazamientos, residuos generados, agua y energía consumidos. La reunión de casi 100.000 personas tiene efectos directos sobre la movilidad, la alimentación, la protección del entorno, las emisiones atmosféricas y, en general, la vida de la ciudad.

La organización del MWC lleva varios años trabajando para avanzar en prácticas sostenibles y además, ha anunciado este 2024 está haciendo un esfuerzo extra para informar a los visitantes de la situación de emergencia por sequía en la que se encuentra el territorio catalán. Desde la organización se llevan a cabo acciones para eliminar las fuentes ornamentales, facilitar la separación de residuos, no destruir los sobrantes alimenticios que se dan en diversas organizaciones que preparan comidas solidarias, y en general, sensibilizar a los visitantes de la huella ecológica que inevitablemente se produce.

Los beneficios económicos de congresos o festivales musicales son evidentes, sin embargo, debe avanzarse en conciencia y mecanismos organizativos para minimizar los impactos negativos sobre el entorno del territorio que recibe el evento. Una vez más, es necesario buscar el difícil equilibrio entre negocios y armonía ambiental.