Actuamos con responsabilidad: ahorrar agua limpia y no contaminar la residual está en nuestras manos
La sequía prolongada que sufre Cataluña desde hace casi 3 años ha obligado a realizar cambios sustanciales en los modelos de gestión del agua por el consumo humano y las actividades que se derivan. Hasta el año 2021 el 85% del agua suministrada venía de ríos y embalses y, en cambio, actualmente la cifra ha descendido al 50%. En los últimos 2 años se ha potenciado la desalinización y la regeneración del agua residual.
Retirar la sal del agua de mar es técnicamente viable, pero el proceso supone un elevado consumo energético a la vez que produce residuos cargados de fangos y sales difíciles de tratar.
El agua regenerada es agua residual que recibe un tratamiento adicional, no se vierte al mar y se devuelve a circuitos hídricos. Esta agua tiene calidad de agua prepotable y es óptima para usos industriales, municipales, agrícolas y ambientales, así como para la recarga de acuíferos que permiten mantener mejor los caudales de los ríos y reservas de agua. La regeneración de agua permite reutilizar este recurso esencial y es un claro caso de economía circular.
Las previsiones climáticas muestran tendencias de escasez de lluvias preocupantes en la cuenca mediterránea y soluciones técnicas como la regeneración de agua son una buena solución. Sin embargo, es imprescindible realizar un consumo responsable del agua potable y controlar la contaminación del agua residual evitando cualquier vertido innecesario al husillo. La presencia de sólidos y sustancias no deseadas en el agua residual encarece enormemente el proceso de depuración y regeneración.