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Impresión artística de los satélites de la misión LISA observando olas gravitacionales de una galaxia. Créditos: University of Florida / Simon Barke.
 31.01.2024

Luz verde a LISA, el primer observatorio de ondas gravitacionales en el espacio

El Comité del Programa Científico de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha aprovat la missió Laser Interferometer Space Antenna (LISA), el primer esfuerzo científico para detectar y estudiar ondas gravitacionales desde el espacio. La Unidad Tecnológica del Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad de Barcelona (ICCUB), ubicada en el Parque Científico de Barcelona, participará activamente tanto en la parte instrumental, con la construcción de un sensor de radiación a bordo de los satélites, como en la definición del centro de procesamiento de datos distribuido en Barcelona.

La ESA reconoce a través de este paso, formalmente llamado “adopción”, que el concepto y la tecnología de la misión están lo suficientemente avanzados, y da luz verde para construir los instrumentos y la nave espacial. Este trabajo comenzará en enero de 2025, una vez se haya elegido un contratista industrial europeo.

Pero LISA no es solo una nave espacial, sino una constelación de tres. Estas seguirán la órbita de la Tierra alrededor del Sol, formando un triángulo equilátero extremadamente preciso en el espacio. Cada lado del triángulo tendrá 2,5 millones de kilómetros de largo (más de seis veces la distancia entre la Tierra y la Luna), y las naves intercambiarán rayos láser a lo largo de esta distancia. El lanzamiento de las tres naves espaciales está previsto para 2035, en un cohete Ariane 6.

LISA es posible gracias a la colaboración entre la ESA, la NASA y un consorcio internacional de científicos y científicas, el LISA Consortium. La contribución española está liderada por el Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC), a través de investigadores miembros del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya (IEEC). También participan en la misión el Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad de Barcelona (ICCUB) y la Universitat Politècnica de Catalunya – BarcelonaTech (UPC), a través de investigadores afiliados del IEEC.

La contribución española se centra en el Subsistema de Diagnóstico Científico (SDS, por sus siglas en inglés), uno de los tres principales subsistemas de vuelo. Su objetivo es medir las perturbaciones ambientales a bordo de cada uno de los satélites de la constelación para diferenciarlas del efecto que producirían las ondas gravitacionales. El SDS contará con sensores de temperatura, campo magnético y radiación en cada satélite.

Además de la contribución al instrumento LISA, el ICE-CSIC/IEEC también liderará el desarrollo de un Centro de Distribución de Datos en España junto con los algoritmos necesarios para su explotación científica.

Desde su sede en el Parque Científico de Barcelona, la Unidad Tecnológica del ICCUB (ICCUB-TECH) participará activamente en los dos aspectos mencionados: tanto en la parte instrumental, con la construcción de un sensor de radiación a bordo de los satélites, como en la definición del centro de procesamiento distribuido de datos en Barcelona.

Poniendo sonido a la película del universo

Hace poco más de un siglo, el físico Albert Einstein hizo la revolucionaria predicción de que cuando los objetos masivos se aceleran, sacuden el tejido del espacio-tiempo, produciendo unas ondas minúsculas conocidas como ondas gravitacionales. Gracias a los avances tecnológicos modernos, ahora es posible detectar estas señales tan esquivas.

LISA detectará a través de todo el universo las ondas en el espacio-tiempo provocadas por la colisión de enormes agujeros negros en los centros de las galaxias. Esto permitirá al equipo rastrear el origen de estos objetos, representar su crecimiento hasta alcanzar millones de veces más masa que la del Sol y determinar el papel que desempeñan en la evolución de las galaxias.

«LISA es un esfuerzo que nunca antes se había intentado. Utilizando rayos láser a distancias de decenas de kilómetros, la instrumentación terrestre puede detectar ondas gravitacionales procedentes de eventos que involucran objetos del tamaño de las estrellas, como explosiones de supernovas o fusiones de estrellas hiperdensas y agujeros negros de masa estelar. Para ampliar las fronteras de los estudios gravitacionales debemos ir al espacio», explica Nora Lützgendorf, científica líder del proyecto LISA.

La misión está preparada para capturar el ‘sonido’ gravitacional de los momentos iniciales de nuestro universo, que predicen las teorías actuales, y ofrecer un atisbo directo de los primeros segundos después del Big Bang. Además, puesto que las ondas gravitacionales contienen información sobre la distancia de los objetos que las emitieron, LISA ayudará al equipo a medir el cambio en la expansión del universo con un criterio diferente a las técnicas utilizadas por la misión espacial Euclid y otros estudios, validando sus resultados.

En nuestra galaxia, LISA detectará muchos objetos compactos fusionándose, como enanas blancas o estrellas de neutrones, y nos brindará una visión única de las etapas finales de la evolución de estos sistemas. Al identificar su posición y distancias, LISA mejorará nuestra comprensión de la estructura de la Vía Láctea.

Para detectar ondas gravitacionales, LISA utilizará cubos macizos de oro y platino, conocidos como masas de prueba (ligeramente más pequeñas que los cubos de Rubik), que flotan libremente en una carcasa especial en el corazón de cada nave espacial. Las ondas gravitacionales provocarán pequeños cambios en las distancias entre las masas en las diferentes naves espaciales y la misión rastreará estas variaciones mediante interferometría láser.

Esta técnica requiere disparar rayos láser de una nave espacial a otra y luego superponer su señal para determinar cambios en las distancias de las masas hasta unas milmillonésimas de milímetro. La nave espacial debe diseñarse de modo que nada, excepto la propia geometría del espacio-tiempo, afecte el movimiento de las masas en caída libre.

La nave espacial sigue los pasos de su predecesora LISA Pathfinder, que demostró que es posible mantener las masas de prueba en caída libre con un nivel de precisión asombroso. La contribución española a LISA Pathfinder, lanzada en 2015, también estuvo liderada por el ICE-CSIC y el IEEC en el marco del grupo de investigación de Astronomía Gravitacional del ICE-CSIC.

» Más información: web del ICCUB [+]