
Anna Mezquita, jefa de Obras: «Nuestra premisa es que manda la sostenibilidad sobre la estética»
Antoni Gaudí decía que «la arquitectura no es un simple arte, es una ciencia», una reflexión que encaja con la labor de Anna Mezquita, responsable de obras del Parque Científico de Barcelona, que tiene la enorme labor de erigir espacios inspiradores diseñados para fomentar la innovación y el avance científico, creando entornos que impulsen la creatividad y la colaboración.
¿Cuáles son los principales retos a la hora de habilitar nuevos espacios? ¿Existe un ABC para la creación de un laboratorio?
En el Parque Científico intentamos estandarizar los espacios para que sigan una línea coherente bajo la misma marca. Esto nos permite que, si un cliente se marcha, el espacio pueda ser reutilizado por el siguiente con una mínima intervención. Por poner un ejemplo, en los laboratorios del Clúster II, destinados a la aceleradora BCN Health Booster, diseñamos laboratorios estandarizados para pequeñas empresas. Es clave definir correctamente la ubicación de los elementos para garantizar un funcionamiento óptimo de las instalaciones y permitir una circulación coherente y sistematizada que, en caso de cambio de usuario, facilite cubrir las necesidades de los nuevos ocupantes. La separación del wet lab (para experimentos húmedos o con vapores) del dry lab (más similar a una oficina) es otra de las características básicas de nuestros laboratorios, así como dotarlos de la máxima luminosidad natural y confort, de manera que los laboratorios se conviertan en espacios óptimos para trabajar.
¿Qué criterios se siguen para diseñar y distribuir los espacios del Parque Científico?
Cuanto más flexible sea el contenedor, más fácil será adaptarlo a futuros cambios y nuevas estrategias de uso, ya que todo está en constante evolución. Cuando comencé en 1999, la mentalidad en este ámbito aún era muy limitada, pero la construcción del Parque se concibió como un conjunto de grandes contenedores con crujías que permitieran la máxima versatilidad, evitando pilares intermedios. Este enfoque fue muy innovador; además, el uso de materiales prefabricados facilitó la industrialización, un proceso que, a su vez, favorece la sostenibilidad. Cuando las cosas se hacen de manera artesanal, requieren más tiempo y conllevan un margen de error mayor, lo que dificulta la optimización. Por ello, debemos diseñar espacios transversales, abiertos y flexibles, porque cuanto más modulares sean, más fácil será adaptarlos a los cambios sin grandes costes.
¿Cuál es la media de proyectos que desarrolláis al año y cuáles crees que son los beneficios para los clientes del Parque?
El año pasado, solo para clientes, realizamos cerca de 98 obras, incluyendo reformas menores. Gestionamos todo el proceso internamente, y esto favorece el resultado final. Podríamos delegar los trabajos de reformas externamente, pero seríamos menos operativos y más caros. Formar parte de todo el proceso de una obra nos da un mayor control, y en un centro complejo como es el Parque Científico de Barcelona, esto es una garantía de seguridad y calidad. Los clientes del Parque cuentan con un servicio interno que les proporciona soluciones “llave en mano” y les permite delegar completamente el seguimiento de las obras. Es importante destacar que el funcionamiento de todo el proceso depende del trabajo de todo el equipo del PCB, lo que hace que esta operatividad sea posible.
¿Cómo influye la sostenibilidad en el diseño de un centro de investigación como el Parque?
Nuestra premisa es que la sostenibilidad prevalece sobre la estética. Priorizamos materiales ecológicos y damos una segunda vida a los elementos reutilizables, como mamparas y mobiliario de laboratorio. La elección de sistemas flexibles y modulares permite la reutilización, fomentando así la economía circular. Diseñar con materiales sostenibles y flexibles, que garanticen una larga vida útil, es esencial.
¿Cuál ha sido el proyecto que más has disfrutado? ¿Tienes alguna anécdota?
Es difícil elegir un proyecto preferido, porque cada encargo es un reto distinto y responde a nuevas necesidades, lo que ya lo hace atractivo desde el principio. Quizá, por su complejidad y a la vez por la oportunidad que representaba, la redacción del plan especial y el proyecto básico del Edificio Hélix fue uno de los retos más interesantes que he tenido, ya que nos permitió dotar al PCB de más superficie de investigación de forma exprés, a la espera de la finalización de los trabajos de construcción de los nuevos edificios de la segunda fase. Se trató de un edificio con estructura prefabricada, muy innovadora en su momento, que ha acabado consolidándose como uno de los edificios del Parque Científico de Barcelona. Durante este proceso también se me encargó la urbanización de la calle Baldiri Reixac, que transformamos en zona peatonal, adelantándonos a una tendencia posterior: eliminar los coches.
También disfruté mucho del diseño del bar de la Terraza del Parque, el primer espacio de encuentro que hicimos para la comunidad del PCB, situado en una de las terrazas de las instalaciones de cubierta, que permitió el intercambio de ideas entre los primeros investigadores que ocuparon los espacios del Parque. Los encargos y los interlocutores son muy variados, lo que supone un aprendizaje constante y una gran riqueza profesional.



