
Montserrat de Luna, directora de los Servicios Científicos: «Hace 24 años tomamos decisiones que son la base de nuestro funcionamiento hoy en día»
Montserrat de Luna entró a trabajar en el Parc Científic de Barcelona (PCB) en noviembre de 2001 y abrió las primeras cajas de equipos científicos que llegaron al centro. Han pasado muchos años, pero sostiene que el trabajo es, en esencia, el mismo: garantizar que los usuarios y usuarias del Parque puedan hacer ciencia sin tener que preocuparse de la infraestructura ni del equipamiento básico, ni tampoco de la gestión, porque de eso se ocupa su equipo: 29 profesionales repartidos entre las áreas de Servicios Científicos Comunes, Estabulario e Instalación Radiactiva.
La actividad de los Servicios Científicos Comunes fue una de las primeras que se consolidó cuando nació el proyecto del PCB, y tú viviste estos primeros años de construcción. ¿Cómo lo recuerdas?
Fue una etapa de gran vorágine, en la que trabajaba para una comunidad que aún no se había instalado y que ya se preveía que crecería continuamente. Todo nuevo y todo por hacer, aprendiendo muchas cosas cada día. Teníamos un gran reto: llenar de equipos y servicios un edificio todavía en construcción, mientras iban llegando los grupos de investigación a los laboratorios. La experiencia compartida con el equipo de personas, participando todos juntos en el proyecto, es irrepetible: un privilegio haber vivido aquella etapa. El Parque identificó la oportunidad de ser el proveedor de equipos y servicios, muchos en modalidad de autoservicio, y ofrecerlos en modalidad de tarifa que podían contratar los laboratorios. Eso implicaba la gestión, por parte del Parque, de estos equipamientos y servicios, garantizar la disponibilidad de manera ininterrumpida, cumplir las normativas específicas, disponer de equipos alternativos en caso de avería, ejecutar los programas de mantenimiento preventivos y correctivos sin interrumpir la actividad, comunicar las incidencias, resolverlas, acompañar a los laboratorios que se incorporaban a la comunidad, documentar el estado de los equipos, renovarlos, prever la demanda y seguir la evolución de los indicadores de uso, así como conocer los requisitos de los laboratorios también en términos de calidad. En resumen, optimizar recursos y tiempo de los laboratorios centralizando esta gestión.
Un modelo que continúa vigente todavía…
Correcto. De eso hace 24 años y algunas de las decisiones que tomamos fueron la base de lo que todavía ofrecemos hoy en día: compartir equipos científicos e instalaciones singulares; prestar servicios clave, como el estabulario, la actividad con radioactividad, el servicio de cultivos…, y liberar a los técnicos de los laboratorios de su gestión, para que puedan dedicar más tiempo a las tareas experimentales y a producir resultados.
¿Y cómo llenasteis el edificio de contenido?
Esa fue otra aventura. Cuando me incorporé, ya se había hecho el concurso de adquisición de equipos, y recuerdo perfectamente la llegada de grandes camiones cargados con los equipos: centrífugas, ultracongeladores, cabinas, autoclaves de gran volumen, con tanto peso que las ruedas resbalaban en las rampas de acceso… Era impresionante cuando descargaban palés llenos de cajas con todo aquel material completamente nuevo. Una situación única para muchos de nosotros: no nos llegaba un solo microscopio, como sería habitual en un laboratorio que lleva tiempo funcionando, sino decenas, el montaje y la colocación en las salas con mobiliario nuevo, todo por estrenar… Un sueño para las personas que los veíamos llegar y los poníamos a disposición. Estábamos configurando el primer parque científico del Estado.
Actualmente, el PCB se encuentra al 100% de ocupación. Eso implica un aumento de la demanda de las infraestructuras científicas. ¿Cómo dimensionáis los servicios?
Analizamos las necesidades específicas cuando recibimos sugerencias de los usuarios. Hacemos un seguimiento, especialmente, de los equipos que se reservan de forma activa, y podemos anticiparnos a cambios de demanda y redistribuir el equipamiento y el número de unidades, adaptándonos a los grupos para optimizar el espacio. Detrás de todas nuestras decisiones siempre está el análisis de datos. A la hora de renovar equipos, pensamos en la eficiencia, el rendimiento, la seguridad y la precisión. No tomamos en consideración los equipos que requieren un servicio técnico para poder usarlos o que no puedan funcionar en autoservicio o en modalidad compartida.



