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Xavier Marin, CEO y fundador de Dan*na, con el bioplástico PLH. Foto / Parque Científico de Barcelona
 30.09.2025

Dan*na inicia la producción industrial de su bioplástico PLH bajo patente mundial con potenciales aplicaciones en electrónica y salud

Luz verde a la producción industrial del innovador bioplástico PLH de Dan*na (Artificial Nature S.L.). La empresa de bioingeniería especializada en biomateriales, con sede en el Parque Científico de Barcelona (PCB), da el salto a la fabricación industrial de su bioplástico PLH, un copoliéster patentado a nivel mundial que combina sostenibilidad y alto rendimiento. Tras cerrar una ronda de financiación superior al millón de euros a finales del año pasado, la compañía ha validado satisfactoriamente el escalado industrial para fabricar 300 toneladas anuales de PLH junto a un socio industrial en el parque químico Chempark de Leverkusen (Alemania), con el objetivo de entrar en el mercado del consumo y de la electrónica durante el próximo año 2026.

En 2023, Dan*na obtuvo la patente internacional del PLH, un copoliéster biobasado único que ha demostrado excelentes propiedades mecánicas y térmicas con una mayor capacidad de aislamiento eléctrico que los polímeros convencionales derivados del petróleo, como el polipropileno (PP) y el polietileno (PE). Esto lo posiciona como una alternativa competitiva, también desde el punto de vista económico, en mercados donde los bioplásticos tradicionales no pueden competir. A diferencia de los termoestables tradicionales, genera hasta un 75% menos de emisiones de CO₂. Además, el PLH es un plástico totalmente biodegradable que sigue un proceso de degradación natural en compuestos ecológicos.

“Con la validación del escalado industrial y su caracterización, confirmamos que el PLH es una alternativa viable a los plásticos técnicos de origen fósil. Este logro abre el camino hacia mercados donde la sostenibilidad y la alta tecnología van de la mano”, afirma Xavier Marin, CEO y fundador de Dan*na. La start-up busca revolucionar el uso del plástico en la industria tecnológica siguiendo los principios de la química verde, una disciplina que promueve la creación de materiales y procesos más seguros que reduzcan el uso de sustancias tóxicas para la salud humana y minimicen el impacto ambiental desde la fabricación hasta el final de la vida útil del producto.

La inyección de capital, liderada por la gestora de fondos BeAble y otros dos inversores, ha permitido validar satisfactoriamente el PLH para llevarlo al mercado. Este copoliéster cuenta con aplicaciones de alto valor en sectores como la electrónica, la biomedicina y el consumo, donde destaca por su resistencia, estabilidad y versatilidad en entornos que requieren un máximo rendimiento para materiales flexible y con un precio competitivo que garantice su rentabilidad.

Un material 100% biobasado y biodegradable

Cada año, el mundo genera 51,7 millones de toneladas de contaminación plástica, distribuidas por todo el planeta en forma de microplásticos, desde las profundidades de los océanos hasta el interior del cuerpo humano. En un mundo cada vez más digitalizado, la cadena de producción global sigue dependiendo mayoritariamente de fuentes fósiles. Según un estudio reciente publicado en Nature Communications, sólo el 9,5% de los plásticos generados en 2022 provienen de materiales reciclados.

“Los plásticos no pueden desaparecer por su alto impacto y dependencia para nuestra civilización, cada vez más tecnológica, tienen que evolucionar superando los actuales retos de nuestra sociedad, como la sostenibilidad”, señala Xavier Marin, con más de 20 años de experiencia en la gestión de grandes proyectos tecnológicos. “Se necesitan alternativas técnicas y económicamente viables de base renovable, frente a los polímeros tradicionales que se obtienen principalmente del petróleo”, afirma el CEO.

En este contexto, el PLA (ácido poliláctico) es el único bioplástico de base renovable que ha logrado consolidarse en el mercado; el resto aún enfrenta dificultades para escalar tanto técnica como económicamente. Solo el PLH de Dan*na, al igual que el PLA, se obtiene a partir de ácido láctico y utiliza procesos industriales similares, pero lo supera en propiedades mecánicas al ser un aislante eléctrico.

La biodegradación es un factor decisivo para mitigar el impacto ambiental. A diferencia de los plásticos convencionales, un material biodegradable se descompone de manera natural, evitando la acumulación de microplásticos y sustancias tóxicas en océanos, suelos y organismos. “El PLH proviene de fuentes renovables, como el ácido láctico o los residuos orgánicos, lo que facilita su degradación completa sin dejar residuos, al mismo tiempo que mantiene propiedades técnicas avanzadas, ideales para aplicaciones industriales y médicas”, explica Marin.

Gran potencial en sectores clave: microelectrónica y biomedicina

Las resinas son materiales esenciales en la industria moderna por su resistencia, durabilidad y estabilidad en condiciones extremas. Entre ellas, las resinas termoestables destacan por ser polímeros que, al endurecerse, forman estructuras altamente resistentes al calor, la presión y los productos químicos. No obstante, la mayoría de estas resinas provienen de fuentes fósiles, generan un alto impacto ambiental y no pueden reciclarse una vez endurecidas, lo que representa en un desafío para un mundo que busca soluciones sostenibles de manera urgente.

Hasta ahora, la mayoría de las resinas termoestables provenían de fuentes fósiles. Sin embargo, el PLH se convertirá en la primera resina flexible biobasada del mercado, moldeable y capaz de endurecerse manteniendo su resistencia al calor y a entornos exigentes, incluso por encima de los 300 °C. Gracias a su durabilidad, estabilidad estructural y sostenibilidad, se presenta como una alternativa ecológica frente a los plásticos convencionales.

En electrónica, estas cualidades lo convierten en un material especialmente atractivo para el sector de la electrónica flexible, un campo en crecimiento que demanda materiales de alto rendimiento, resistentes y sostenibles, con potencial para ser empleado en pantallas, sensores, etiquetas RFID, tejidos inteligentes y envases avanzados para cosmética, farmacia o incluso alimentación.

En el ámbito de la biomedicina, el PLH ha sido probado en células humanas, demostrando ser completamente seguro y compatible con el organismo. Los estudios de Dan*na, desarrollados junto al Hospital Vall d’Hebron, confirman que este biomaterial puede favorecer la regeneración celular incluso más rápido que las células madre, mostrando un potencial prometedor para implantes y dispositivos médicos de un solo uso destinados a la regeneración de órganos y tejidos.

Actualmente, con varios proyectos competitivos en marcha y más de tres millones de euros captados en financiación pública y privada, Dan*na culmina una etapa clave. Tras tres años en la aceleradora BCN Health Booster, impulsada por el Parque Científico de Barcelona y el Ayuntamiento de Barcelona, con el apoyo de Barcelona Activa y la colaboración de Biocat, la start-up ha visto reconocida internacionalmente su tecnología con la concesión de una patente mundial y una nueva ronda de inversión.