Cada lunes me toca pasar por el huerto. Intento hacerlo justo al llegar al trabajo: reviso si es necesario regar o si ha llovido, o miro como están los tomates, las lechugas o las acelgas. Sí, como lo oís, ¡tenemos un huerto en el trabajo! I que suerte tenemos. Cuando explico a mis amigas o amigos que tengo huerto, me preguntan si vivo en una casa, y no, no es así, ¡el huerto lo tenemos en el trabajo!

El proyecto del huerto comunitario del PCB me permite un contacto con la tierra que me gustaría tener en casa. Para quien ama las plantas y solo tiene un balcón, o incluso para los que ni tan siquiera tienen un balcón, tener un huerto en el trabajo es una gran ventaja. Como que es un trabajo de equipo no da mucho trabajo y, en cambio, da muchas satisfacciones.

Además de poder cultivar tus propias verduras, ahora tenemos mucha variedad, me ha permitido conocer gente del PCB de otras instituciones o departamentos que tienen los mismos intereses que yo. También he descubierto nuevas verduras como la col Kale que no tenía la costumbre de comprar y, en cambio, la hemos plantado verde y roja. El mundo de las hortalizas y las plantas aromáticas es ilimitado. Ahora tenemos habas, judías, remolacha, hinojo, zanahorias, mostaza, lechuga, escarola y algunas plantas más. Poder conocerlo y disfrutar da una satisfacción difícil de explicar.

El huerto comunitario es un proyecto abierto a toda la Comunidad PCB sostenibilitat-pcb@pcb.ub.es

Experiencia personal de la voluntaria M. Gasull-IRB .