Los sistemas de climatización ayudan a combatir el calor del verano modificando las condiciones de temperatura y humedad del aire exterior. Las temperaturas elevadas pueden afectar al estado de salud y la capacidad de concentración de las personas, sin embargo, no se recomienda una diferencia de temperatura entre interior y exterior de más de 10 ºC.

Por confort y ahorro energético es conveniente mantener las temperaturas del interior en los márgenes adecuados a la época del año. En verano, la temperatura interior debería estar entre los 24 ºC y los 26 ºC.

Es importante medir la temperatura en el lugar de trabajo concreto porque los termostatos de los equipos de clima dan servicio a espacios grandes y la temperatura indicada varía según el punto de la sala que se mide.

En algunos edificios las oficinas y laboratorios tienen fancoils individuales. Estos equipos no se apagan automáticamente de forma que al final de cada jornada laboral y especialmente los fines de semana y vacaciones es necesario apagarlos manualmente.

El ahorro energético requiere la colaboración de todos.